Las noches de música pueden ser tranquilas y serenas donde las voces dulces aparecen para arroparnos con su magia, pero también hay noches donde la energía se desborda y nos libera de todo lo malo que hay dentro de nosotros.
28 de febrero. Maria Rodés volvió a Barcelona, no lo hizo sola, la acompañaba Lilith (su nuevo proyecto musical), algunas brujas y algunas estrellas de su firmamento particular. Fue una noche mágica, donde redescubrí su música, donde cada canción te llegaba a lo más profundo del alma, donde cada emoción era dibujada de manera sutil en el corazón de la Sala Apolo. Como si de una bruja se tratase, la voz de Maria te hechizaba y te guiaba por cuentos de brujas y estrellas, te hacía viajar a un mundo donde lo más bello eran aquellas historias. Maria dibujó el camino en mi alma para lo que un día después sucedería, su música llena de sentimientos removió en mí las emociones y los recuerdos.
29 de febrero. Este 2020 nos regaló un día más, por tanto una noche más de concierto, la cual prometía ser espectacular, Izal se presentó por primera vez en el Palau Sant Jordi. Fue una noche imborrable, irrepetible y sencillamente increíble. Cada canción la disfruté al máximo y es que el escucharlas en directo, junto a tanta gente y ver el gozo de todos, hicieron que los recuerdos llegaran a mi, que recordara cómo los conocí, sobre todo como conocía a las personas que me mostraron su música, y ahora son mis mejores amigas. No podía dejar de pensar en ellas, porque sin ellas seguro no estaría aquí, ni estaría escribiendo estas líneas. Fue noche donde los recuerdos y la energía de todos, tanto dentro como fuera del escenario, me recargaron para continuar haciendo más y más con la música.
Lo más bello de la música es que no sabes cuándo te volverás a reencontrar con algo que creíste haber perdido, puede ser que las voces dulces te hechicen para comenzar a guiarte en el camino del recuerdo o que los conciertos de frenesí musical exploten en ti todo lo que habías olvidado, no lo sé, lo único claro en mí es que la música es magia.
Por: Fernando Pérez