El verano se acerca, al menos esa es la sensación que Carlos Sadness dejó luego de su concierto en el Sant Jordi Club de Barcelona.

La fiesta tropical de Sadness volvió al Guitar BCN el pasado sábado con dos pases musicales, dos conciertos donde la alegría y los bailes fueron los protagonistas de la noche.

A lo largo de hora y media de concierto la intensidad de Carlos y su banda iban en aumento, provocando que su público se quitara la vergüenza y comenzara a conectar más con bailes y coros que retumbaban en todo el Sant Jordi Club.

Las canciones elegidas para este concierto fueron singles, fueron canciones que invitaban a no parar de moverse, fueron fiesta total y un vaivén de emociones, su público no paró de bailar, de gritar y de sonreír debajo de la mascarilla a lo largo de todo el show.

Sobre el escenario había 5 personas que estaban dando todo para gozo del público, un público que sólo buscaba fiesta, y fiesta fue lo que le ofrecieron. Este público llegó a Barcelona para olvidarse de los problemas y por unos minutos volver a desvivirse en un concierto.

Parecía que la fiesta no terminaría nunca, una fiesta infinita donde los descansos entre canción y canción sólo eran el impasse para el siguiente baile, para el siguiente coro conjunto, una fiesta que nos dice que el verano está por llegar.

Todo lo bueno llega a su fin y así fue con el concierto de Carlos Sadness en Barcelona, la fiesta terminaba, pero no por ello con desánimo ni desgana, sino todo lo contrario, terminó con el baile más largo, con el coro más fuerte, con el aplauso más grande, y es que no había manera de despedirse de Barcelona que con la música en todo lo alto.