Poco a poco los conciertos se vuelven a sentir como antes, y el domingo pasado como parte del Cruïlla XXS Sofía Ellar puso de pie e hizo bailar al Escenario del Estadio Olímpico de Barcelona.
Pasadas las nueve de la noche Sofía Ellar subía al escenario elevando la temperatura de quienes estaban presentes en el recinto, todos, dispuestos a bailar y dejarse la voz, gritaron al escuchar a la artista iniciar su presentación.
Momentos imborrables estaban por suceder, el primero ocurrió nada más iniciar el concierto, Sofía pedía que todos se sentaran y que una sola persona se pusiera de pie, esa persona era un chico que estaba por hacer algo que cambiaría su vida, era alguien que le pediría a su chica estuvieran juntos para toda la vida, él lo hizo, ella dijo sí, y todos se pusieron de pie para ovacionar el momento, mientras la cantautora comenzó a tocar la canción especial para este momento.
La fiesta seguía, Sofía era imparable, con guitarra, sin guitarra, bailando o no, el público se levantaba para bailar y terminando cada canción, los presentes volvían a sus asientos, respetando en todo momento las medidas sanitarias, esta actitud la aplaudía Ellar y reiteraba seguir así porque la cultura es segura.
Los bailes, los coros y las canciones al completo eran entonadas, Sofía Ellar dirigía el micrófono al público para escucharlos cantar, su público respondía y cantaba con más energía sabiendo que su artista los estaría escuchando. Estos coros fueron imborrables, el estadio retumbaba como en sus mejores momentos deportivos, la voz del Estadio Olímpico rugía al ritmo de la cantante.
Canción tras canción la felicidad de la intérprete se notaba más, decía estar pasándolo bien y disfrutando mucho, no era para menos tenía al público rendido a sus pies, siendo el cómplice perfecto para esta noche de concierto, ella sólo ponía sus canciones y el público las hacía suyas con palmas.
La voz del estadio se quedaba sin aliento entre bailes y coros, su público no paraba de disfrutar, en las canciones más tranquilas los móviles iluminaban las gradas y el campo, en los momentos de fiesta todos brillaban con la energía que desprendían. Todo el concierto se vivió al máximo, no hubo momentos de calma y si los hubo no se notaron.
La noche terminaba, los bailes cesaban y es que con toda la energía acumulada a lo largo del concierto Sofía Ellar no podía más y terminaba recostada sobre el escenario, mirando al cielo y escuchando como su público la ovacionaba de pie, entre gritos y aplausos, ella se reincorporaba para tomar la última fotografía del show, ella junto a su banda posando de espaldas a su gente.
Sofía Ellar, enamoró y puso bailar Barcelona, recargó de energía a quienes asistieron para iniciar la semana con la mejor actitud, luego de vivir un concierto lleno de vida.
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