El 24 de marzo fue la fecha marcada para el regreso de Pignoise a Barcelona, la banda volvió para regalar un concierto lleno de energía y recuerdos.
La velada presagiaba estar plagada de energía, de buena vibra y de esas canciones que marcaron una generación. Para que esto sucediera la banda encargada de poner a punto al público fue Bombai, quienes con su pop fresco y ritmo que invita a bailar puso el ambiente los primeros minutos del espectáculo.
Fueron alrededor de treinta minutos donde el ambiente festivo invadió el cuerpo de los presentes, quienes contagiados por la alegría de Bombai estaban más que listos para recibir a sus artistas.
Pasaban las ocho quince la noche cuando todo se apagó y la luz del escenario se comenzó a encender, Polo, Pablo, Sergio y Álvaro saltaron al escenario iluminando con toda su energía los corazones de su público, la locura musical iniciaba y el público enloquecía con ellos, era la vuelta de la banda.
Las palabras mágicas se hicieron escuchar en voz de Álvaro: “Los putos Pignoise están de vuelta” y era así, la música de esta banda volvía a sonar, aquellas canciones que marcaron la vida de muchas personas sonaron como hace mucho no lo hacían. El setlist estuvo conformado por clásicos de su carrera musical, pero también estuvieron las nuevas canciones, esas que marcaron su vuelta tras algunos años de parón.
La alegría de volver al escenario y de sentir el calor del público barcelonés se percibía en el ambiente. Quienes crecieron con sus canciones vivían el concierto como si fuese el último, quienes apenas los conocían sabían que era la oportunidad de entregarlo todo con cada tema del repertorio.
La sonrisa de Álvaro, Polo, Pablo y de Sergio demostraba que esto es lo que les llena, su felicidad y su despliegue de energía en el escenario fue recompensado con palmadas, con gritos de apoyo, con aplausos al ritmo de la melodía, pero sobre todo con coros que ensordecían el ambiente, la Apolo fue el coro más grande que lograba opacar y dejar sin voz a Álvaro, quien en repetidas ocasiones dejó que fuera el público quien cantara por él.
Fue un frenesí de emociones, donde los bailes, los saltos y la camaradería del público llenaron de buena vibra el ambiente, Pignoise y su público fueron uno mismo la noche del 24 de marzo, las canciones hicieron recordar aquellos momentos vividos, pero también nuevas historias fueron escritas, la primera vez de muchos era una más de varias para otros, el concierto no tenía que terminar.
Las canciones del repertorio se terminaban, pero no sin antes de decir nuevamente que “los putos Pignoise están de vuelta”, y disfrutar junto a su público las últimas canciones de la noche, bailar con ellos al ritmo de su música fue como terminó el concierto en Barcelona, a una voz el último coro de la noche reventó la Apolo.
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