La noche del 16 de octubre se llenó de magia y emoción, Paula Mattheus presentó por primera vez en Barcelona su música en un concierto en directo, acompañada sólo de su guitarra, enamoró el Barts Club.
Era su primera vez, pero por partida doble, fueron dos pases musicales, el segundo de ellos donde estuvimos presentes estuvo lleno de energía, de entrega por parte de su público, donde los amigos y conocidos la acompañaron en esta cita tan especial.
Cuando ella salió al pequeño escenario del Barts Club los aplausos y gritos apasionados se hicieron presentes, inundaron cada rincón del recinto, llenaron de calor de hogar, se avecinaba un concierto íntimo entre familia.
Sonaron sus canciones, cada una de ellas coreada tímidamente por sus seguidores, pues parecía que si alguien gritaba más de la cuenta rompería la intimidad del show, a pesar de ellos el sentimiento impregnado en cada canción, se percibía y se contagiaba, miradas cómplices entre quienes iban acompañados, sonrisas tras las mascarillas, era como el público vivía este concierto.
Los más aventurados y sin miedo a romper la intimidad, aplaudían o movían los pies al ritmo de sus canciones más, no había vuelta atrás, el concierto estaba en marcha y había que disfrutarlo al límite, de a poco el público se soltó y fueron uno con Paula, los coros subían de volumen, los aplausos eran más enérgicos y los gritos de apoyo retumbaban en el Barts Club.
Sonaron “todas” sus canciones, al menos las que su público más le pide en cada concierto, fueron canciones que si no conocías estabas conociendo y sin saber cómo coreabas, canciones que te llegaban al alma y te removían cosas, canciones donde el brillo de los ojos era la sonrisa perfecta para demostrarle a su artista la admiración que le tienes.
El tiempo voló entre canción y canción, entre guitarra acústica y eléctrica, entre risas e historias, entre aplausos y gritos de apoyo, casi 90 minutos donde lo único que importaba era ver y escuchar al joven cantautora que tenías sobre el escenario, donde sin saber cómo te volvías más fan de música.
La última canción sonó, el público se ponía de pie para aplaudirle y agradecerle la noche que habían vivido, ella con una gran sonrisa les agradeció y además dijo se quedaría para convivir con quienes la acompañaron esta noche.
Paula Mattheus vivió dos conciertos en la ciudad, pero sin saber lo que pasó en el primero de ellos, este fue mágico, cercano, lleno complicidad, donde sus canciones bailaron alegres junto al público, donde ella y su música enamoraron Barcelona.
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