- La noche del viernes 13 Lucas Masciano visitó la Sala New Fizz para llenarla de alegría, anécdotas, amistad y música
Lo que para muchos es una noche llena de superstición, para otros significó el inicio de un fin de semana musical, pues llegaba a la New Fizz uno de esos cantautores queridos en Barcelona, Lucas Masciano se presentaba en concierto acústico.
Antes de que la noche de Lucas comenzará, el encargado de abrir el concierto fue Deker: joven cantautor que con sus temas dio al público un preámbulo del camino musical que estaba por iniciar. Su música arrebató los primero aplausos de la noche, las primeras sonrisas de los asistentes comenzaban a asomarse para no desaparecer.
Deker finalizó, y a los pocos segundos Lucas Masciano apareció en escena, su guitarra lo acompañaba en esa noche especial. El año está por terminar y Lucas daba uno de sus últimos conciertos del 2019, por ello quería sentirse como en casa, que su público conocido y desconocido disfrutará de la noche y pidiera lo que quería escuchar.
Y así fue, tras las primeras canciones él pidió que la gente eligiera qué quería escuchar, pero el público tímido sólo reía, así que Lucas seguía con las canciones que tenía preparadas. Con su guitarra, con su voz guiaba al público, todos atentos en sus lugares disfrutaban cada acorde, cada verso.
Nacho Romero, amigo de Lucas, subió al escenario para acompañarlo en una canción, pero no fue sólo una canción, ya que como lo advirtió el cantautor, se quedaría más de una, y así fue Nacho lo acompañó a lo largo del concierto con coros y complementando su guitarra, haciendo que el disfrute fuera mayor, dotando de más cuerpo su música.
El ambiente era de camaradería, alegría y hermandad, Lucas Masciano se adapta a su público, los complacía y los arropaba, la velada de a poco comenzaba a terminar, el tiempo voló entre anécdotas y canciones, entre murmullos y aplausos, todo estaba por concluir. El punto final lo dio con la canción que inició todo, con el tema que inició su carrera y su vida en Barcelona, aquella canción que tocaba en las calles y que llegó al oído de muchos: Al diablo con todo retumbó en la New Fizz, llenando la sala de recuerdos y más historias por venir.
Lucas Masciano una vez más enamoró Barcelona, la ciudad que lo ha visto crecer musicalmente, su ciudad, la capital que lo adoptó y que desde hace años no lo deja escapar. Su música, su público y él son uno mismo, un ente que disfruta cada momento al compás de sus canciones.
Por: Fernando Pérez