Texto y fotografía: Fer Pérez
Una «Astronauta» llamada Zahara aterrizó la noche del 26 de enero en la Sala Apolo de Barcelona para poner a bailar y cantar a todos los asistentes, que semanas antes habían colgado el cartel de entradas agotadas.
Dos horas fugaces de un viaje musical, dos horas intensas donde una chica contagió con su energía a cada una de las personas que disfrutaban del show. Las historias del nuevo álbum fueron la brújula de esta travesía musical que nos llevó desde el centro de nuestras emociones dejándonos hipnotizar por su voz hasta la explosión energética de nuestra alma dejándonos la voz en cada uno de los coros.
Instantes de alegría con una sonrisa nerviosa se vislumbraban cuando el público cantaba y no dejaban que la capitana del show pudiera decir más, ella sólo escuchaba, sonreía y no sabía lo que ocurría, los tripulantes de la Sala Apolo le regalaron momentos inolvidables.
De a poco el viaje llegaba a su fin, nadie lo sabía, nadie lo esperaba pues todos éramos uno con el escenario, éramos uno con cada canción, y con el tiempo diciendo que todo eso estaba por terminar. Zahara mostraba su alegría desbordada bailando, cantando con su público, brincando, aplaudiendo, todo recibido desde debajo del escenario para finalmente ella aterrizar y compartir estos bailes cercana a su público.
Un viaje lleno de energía surcó el universo catalán, fugaz pero apreciable a simple vista, lleno de brillo causando admiración a quien la miraba, único como muchos de los momentos inolvidables de la vida, así fue el paso de Zahara en Barcelona la noche del pasado 26 de enero.