La noche del 15 de julio Andrés Suárez se reencontró con su público, con los que él llama mi familia de Barcelona, con esa gente que vive y disfruta cada una de sus composiciones sin importar el momento o la realidad que se vive.
Puntual a su cita con estas personas especiales, Andrés Suárez subió al escenario del Parc del Fòrum, se despojó del accesorio ya indispensable: la mascarilla, saludó con la mano en alto, tomó su guitarra y comenzó el que sería un mar de canciones de casi dos horas.
Para esta velada especial, como el viento a las olas del mar, Andrés llamó a su viento, un músico que lo ha acompañado desde hace varios años, Marino Saiz quien llegó para, con su piano y con su violín, disfrutar aquélla tarde junto al cantautor gallego.
Sus canciones acariciaron cual brisa marina los rostros y el alma del público barcelonés, los temas de su más reciente disco fueron interpretados por primera vez en directo en esta ciudad, además algunas de aquellas canciones que han marcado su carrera llegaron para deleite de sus fieles seguidores.
Las canciones iban y venían, de a poco el público perdía la timidez y cantaba con más fuerza los coros, el gallego con cada tema se emocionaba más y más, la carga emocional que tienen algunas de sus canciones parece que lo sobrepasan, y mirando al cielo con la mirada del soñador agradecía lo que estaba ocurriendo.
Andrés dedicó canciones a personas especiales de la ciudad, dedicó a viejos amigos las canciones que nacieron por y para ellos, pero sobre todo dedicó todas las canciones a quienes estaban presentes en el concierto, de manera especial a todo el equipo técnico del show, porque él sabe que sin ellos no habría conciertos.
La noche se acercaba a su fin, entre risas y palabras serias el cantante no salió del escenario para escuchar el clásico ¡otra, otra!, pues lo que él quería era seguir cantando después de tanto tiempo confiando, así que continuo, no paró y siguió interpretando canciones y emocionando a todos en el Parc del Fòrum.
El fin llegó, y para cerrar el concierto, Andrés invitó a uno de los productores del disco a tocar junto a Marino estas dos últimas canciones, Tato Latorre llegó para acompañarlo con la guitarra en Nina y terminar con Despiértame, desatando la locura del público y dejando la timidez de lado, a una sola voz ambas canciones fueron interpretadas siendo uno con el sonido del mar.
El viento del Mediterráneo se hizo acompañar de la voz y las composiciones del cantautor gallego para llenar el ambiente de emociones, el Parc del Fòrum se llenó de sentimiento con las melodías y letras de un autor que le canta al desamor, al amor, a la esperanza.
Con las ganas de como quien hace algo por primera vez, Andrés Suárez volvió a Barcelona para regalar (regalarse) una noche inolvidable, donde su pasado, su presente y su futuro se unieron en casi dos horas llenas de sentimiento, de sonrisas, de aplausos de pie y de una felicidad oculta tras una mascarilla.
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