Zahara volvió a Barcelona, llegó al escenario principal del Festival Jardins de Pedralbes para presentar con éxito un nuevo directo, un nuevo disco, una nueva etapa en su carrera musical.
Pasaban las diez de la noche cuando las luces se apagaron, y el escenario se iluminaba de a poco, Zahara estaba ya en escena tocando la batería, mientras ella mostraba sus dotes con este instrumento Manuel Cabezalí y Martí Perarnau se colocaban en posición, todo estaba listo, los 3 músicos en escena y así arrancó el espectáculo.
Con toda la energía que la caracteriza últimamente en directo, Zahara regalaba canciones llenas de vida, con mensajes claros y directos, este concierto era una declaración total de que una nueva artista está aquí, con micrófono en mano, con guitarra, bailando, pinchando efectos, Zahara mostraba lo que es capaz de hacer.
Su público la veía atentamente, no perdía detalle de lo que ocurría sobre el escenario, era un vaivén de emociones que se sentían en el ambiente, se respiraba vida y energía, la gente no paraba de cantar, de hacer los coros a la cantante y de aplaudir efusivamente luego de cada una de sus interpretaciones.
Los bailes eran inevitables y más viendo a Zahara dándolo todo sobre el escenario, algunos, los más osados se levantaron de sus asientos para bailar junto a ella y dejarse llevar por los sonidos electrónicos de sus canciones, otros aplaudían y movían las manos al ritmo de estos temas, otros más disfrutaban atentos el espectáculo que tenía montado la de Úbeda.
La fiesta parecía no tener descanso, pues sin decir muchas palabras Zahara continuaba canción a canción, hasta que llegó un punto en donde no pudo más, y tenía que agradecer a su público, agradecerles la recepción del disco y del concierto que estaban viviendo, estas palabras y abrir su corazón al público de Barcelona provocó que todos se pusieran de pie para aplaudir durante varios minutos a su artista, momento en el que ella lloró de alegría por lo que estaba viendo y escuchando, volvió a agradecer con más emoción este gesto y continuó con el show.
La energía aumentaba conforme llegaban las canciones con más energía y con más ritmo para bailar, su público lo sabía y de a poco se quitaban la vergüenza para acompañarla de pie. El momento llegó, el final estaba cerca y sin anunciarlo llegó al climax, Joker, Merichane, Hoy la bestia cena en casa sonaron y fueron entonadas con si fuese la última canción de la vida.
Esta no era la última canción antes del fin, era Berlín U5, la música electrónica se hizo presente entre esta canción, fueron 10 minutos o más donde todos bailaron al ritmo de Zahara y su banda, donde no importó más que celebrar y olvidarse de todo. Todos bailaron como si el mundo se fuera acabar, no se acabó el mundo pero si era el fin de un espectáculo sonoro de gran calidad.
Zahara, Manuel, Martí, Olga y Sara (bailarinas y backliners que la acompañaron durante el show) salieron del escenario, todo se apagó y parecía que era el fin, así sin avisar, sin embargo, la cantante tenía una última canción que cerraría con broche de oro el concierto.
Volvía a escena Zahara, ahora con un vestido especial, hecho con un mantel de su casa y servilletas de tela de cuando era niña y vivía en casa de sus padres, agradecía una vez más el concierto y todo lo vivido y cerró con esa canción que cierra el disco PUTA, Dolores llegó y con esa tranquilidad que desprende la canción terminó el concierto.
El Festival Jardins de Pedralbes fue una fiesta, una celebración inolvidable donde la música de Zahara se cantó y se bailó más fuerte que nunca, la música de Úbeda reconquistó a su público barcelonés quien se despidió entre ovaciones a su artista.
GALERÍA FOTOGRÁFICA
