Vivir Izal una vez en la vida

Fotos y texto: Minerva López 

He asistido a muchos conciertos desde que iniciamos Iberofilia y también con Comunidad 18, y puedo decir que todos o casi todos suelen ser potentes, enérgicos, y los músicos se preocupan por su público, pero ir a un directo de Izal es poner aquellos términos en otra categoría, otro nivel.

Algo tiene Izal en el escenario que consigue que nos olvidemos un poco del mundo que nos rodea y nos colocan en un limbo entre la realidad y, la Magia y los efectos especiales, donde cada tema tiene alma y nos recuerda el primer momento en que lo escuchamos, lo que sentimos y lo que pensamos, nos lleva en un paseo por historias increíbles, fantásticas y a la vez hiperreales.

Ir a un concierto de Izal es un «no parar» es saltar y bailar, te sepas o no las letras, es querer gritar y bailar cada tema, sin importar si nuestros pasos son mejores o peores que los de Mikel Izal. Es perderse en cada unos de los acordes que desprende la guitarra de Alberto, es saltar al ritmo del las bases de El Gato y la batería de Alejandro Jorda, es perderse en los sonidos electrizantes que desprenden los teclados y sintetizadores de Ivan Mella.

¿Qué hace que los directos sean lo mas divertido que nos puede pasar en meses o hasta años? Quizá nadie sepa responder, porque esos conciertos se viven, no se cuentan. Y lo que paso en el Lunario del Auditorio Nacional de la Ciudad de México, fue un momento irrepetible, cada canción cantada al dedillo, las voces de la gente cantando con tal pasión que en ocasiones lograban opacar la voz principal, los bailes improvisados, las peticiones y el calor real y humano que se apropiaoro del recinto, lograron que el Lunario entero temblará desde lo mas profundo de sus entrañas.

Un directo de Izal son dos horas de alegria, de bailes locos, de música única, coros perfectos, gritos de emoción y muchas manos arriba. Es vivir al máximo 120 minutos de tu vida.

Si te perdiste el concierto de Izal en el Lunario del Auditorio Nacional aquí te dejamos la lista de canciones que le regalaron a su público esa noche de Autoterapia, Agujeros de Gusano y Pozos.

Autoterapia, Ruido Blanco, Copacabana, Pausa, Pequeña gran revolución, Despedida, Hambre, Agujeros de Gusano, Tóxica, Santa Paz, Tu Continente, Los seres que me llenan, La Increíble historia del hombre que podia volar pero no sabía cómo, Qué bien, Pánico práctico, Asuntos delicados, Magia y FX, La Mujer de verde, El baile, El pozo. 

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