La tarde del viernes 21 de mayo la Barts se vistió con la sonrisa imborrable de Kevin Johansen, quien regaló un concierto lleno de emociones.
Puntual a la cita Kevin apareció sobre el escenario para con un ukelele bajar del mismo y recorrer los pasillos laterales y el central tocando a modo de bienvenida y saludando al público que se daba cita para disfrutar de su música.
Tras este gesto que desató la locura de sus seguidores Kevin volvió al escenario de nuevo para iniciar junto a su guitarra el primer pase musical que tendría. Él, su guitarra arrancaron los primeros aplausos de la tarde, su música y sus emotivas interpretaciones enamoraron el recinto.
Una sola figura se podía divisar en el escenario, era Kevin Johansen, el nacido en Alaska con nacionalidad argentina, compositor e intérprete que cuenta historias de vida, narra cosas con su voz y con los acordes de su guitarra, era un músico que siempre sonríe mientras canta, era él, quien llevaba las emociones a los oídos del público.
Johansen y su guitarra no podían estar solos en este concierto, a mitad del show invitó a su hija Miranda Johansen a cantar algunas canciones con él, fue un momento especial, padre e hija compartiendo escenario, ambos entregando sus voces y su música a quienes los veían y aplaudían. Ella, heredera del talento del padre transmitía paz con su voz e interpretación, él con la guitarra la acompañaba y unía su voz creando un coro emocional que te envolvía.
Miranda se iba, Kevin seguía con su recital, donde las palabras de agradecimiento no faltaron, sonriente siempre y contando anécdotas divertidas es como mantenía expectante a su público, mismo que reía, aplaudía y disfrutaba de todas las canciones.
Canciones e historias volaban de un lado a otro, Kevin anunciaba que el concierto estaba por terminar, su público, con gran entusiasmo y alegría se desvivió en las últimas canciones del concierto.
Todo lo bueno llega a su fin, Johansen terminaba su concierto como lo empezó, bajando del escenario para recorrer los pasillos de la Barts y agradecer con una sonrisa tras la mascarilla a todos los que se habían dado cita para disfrutar de su música.
Entre aplausos de pie se despedía agradeciendo la compañía de su público, se despedía con esa sonrisa que llevó durante todo el concierto, se despedía con la alegría de quien con la música puede emocionar a las personas, Barcelona y la Barts terminaron por enamorarse de Kevin Johansen.