¿En qué momento el arte se convirtió en delito?

Por: Minerva López

¿En qué momento el arte se convirtió en delito?

Hace un par de días me encontré con la noticia de que a un músico en España lo sentenciaron a más de tres años de cárcel por “apología del delito”, tambien me encontré con un “meme” que ponía “para qué multar delincuentes si puede multar músicos” con la imagen de un policía escribiendo en un block al lado de un chico con un violín en la mano en una estación de transporte publico en Colombia, eso me recordó a varios casos que he presenciado en México como la presentación de Carlos Ann en Insurgentes y quien tuvo que ir de un lado a otro con sus seguidores y cortar su presentación por el acoso de algunos policías, también de cuando La M.O.D.A. estuvo en México  y  los paseos que se pegaron para poder tocar sin incomodar a nadie, a ellos la suerte los acompaño un poco, pero aun así no podían tocar “en cualquier sitio” y no son estos dos casos aislados, más bien son casos afortunados.

En seguida caí en cuenta que el primer pensamiento que te viene a la cabeza cuando un músico menciona que tocará en la calle es “¿Y lo van a dejar?”. Alterar el orden público es el argumento preferido para que no dejen a  un músico o artista expresarse, y me pregunto, no es más violento el asaltante, el violador, el asesino, el ladrón de cuello blanco, que en verdad están dañando al mundo,  a los que prefieren ignorar para, mejor, atentar contra la libertad de expresión.

Por ejemplo, los artistas callejeros son parte del paisaje de las grandes ciudades desde la Ciudad de México hasta Madrid, y creo que a nadie le molesta ver a un buen músico tocar con maestría cualquier instrumento o escuchar esa canción que nos recuerda algo o analizar la realidad con una lírica rompedora.

¿En qué momento la expresión artística, esa que nos machacaron en la escuela que debíamos tener  para que fluyera nuestra sensibilidad, se volvió algo malo?

La música y el arte en general tiene de por sí ya una serie de problemas como la falta de espacios de difusión, la presión social, por considerarle un pasatiempo más que un estilo de vida, los malos pagos en algunos recintos o eventos, y mas. El menosprecio es un monstruo que acecha al arte desde hace tanto tiempo y sí ahora se le suma la criminalización (de este) qué le queda al artista.

Y qué pasa con los que no hacemos música, pero que la amamos por todo lo que nos transmite y nos hace sentir, qué vamos a hacer, ¿quieren que nos quedemos en silencio, que perdamos la sensibilidad, la capacidad abrir horizontes, físicos y mentales? Quizá lo que quieren es que los deseos de libertad mueran poco a poco en la gente.

La libertad en el mundo está en una especie de crisis discreta, creemos que podemos decir lo que queramos, pero no hay que excederse porque puedes acabar tras las rejas o tres metros bajo tierra.

El Arte rompe, abre la mente, aclara, grita y mueve consciencias ese es su objetivo, no se lo quieran robar, porque eso, eso si sería un delito.

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