Las noches de bailes sin fin están cada vez más cerca, Delaporte llegó a Barcelona para poner la fiesta en la Sala Apolo el pasado 6 de junio.
El público deseoso de fiesta y baile estaba por vivir una noche como las de antes, una noche donde las medidas de seguridad siguen presentes, pero los bailes volvían, Sandra Delaporte desprendía una energía que hace mucho no se sentía sobre el escenario de la Apolo, sus bailes llenos de fuerza contagiaban a todos, que atraídos, bailaban y cantaban al ritmo de Delaporte.
No sólo Sandra desprendía esa energía, Sergio Salvi por su parte sonreía y entraba en trance cuando pinchaba efectos, era pura fiesta sobre el escenario porque también coreaba, aplaudía, bailaba, incitaba al público a acompañarlos y no dejar que fuera sólo una fiesta en el escenario.
Por su parte Mayte González y Arturo García quienes acompañaron esta noche a Delaporte también mostraban lo suyo, ambos tocaron tambores al ritmo que Delaporte quería, acompañaron con teclado y batería algunas canciones, contagiados de lo que ocurría también bailaban y aplaudían haciendo cómplices al público.
Debajo del escenario una energía festiva se sentía, todos bailaban, todos aplaudían, siempre respetando las medidas de seguridad, cada uno desde su lugar vivía su fiesta particular, y con ojos que esbozaban sonrisas de alegría se desvivían por sus artistas.
Sandra es energía pura sobre el escenario, es un no parar, algo que el público agradece y de inmediato reconoce acompañándola con coros, aplausos y bailes. Ella se daba tiempos para pausar la vorágine de emociones para agradecer a la sala y todos quienes hacían posibles este show, pero en especial al público por acompañarlos en la fiesta que estaban montando.
Los aplausos, los bailes fueron el desahogo perfecto para terminar la semana y una recarga de energía inevitable para iniciar una nueva. La fiesta de Delaporte en la Apolo era todo lo que necesita su público, Sandra no paró, su público no paraba. Sonrisas y miradas de complicidad eran lo que se vivía con cada canción que pasaba, una noche donde sólo importaba lo que ocurría en el momento.
Como el viento que recorre el Mediterráneo la noche pasó, todo llegó a su fin, y con un último baile, con un último coro que retumbó en toda la Sala Apolo es como Delaporte (Sandra, Mayte, Sergi, Arturo) se despedían de Barcelona, fueron la fiesta musical que hace falta en estos momentos.
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